-¿Aún es de luz el día?...
-Y Dios me ha puesto en él para mirarte.
En dónde estás, no sé.
Tal vez no importe,
pues un dolor me dice que te beso.
Emilio Prados en Jardín cerrado (1946) (Ediciones Cátedra, Madrid, 2000).
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Muy bueno, el amor y el dolor siempre complementándose como el claroscuro en una pintura.
ResponderEliminarUn saludo!
Con qué poco se puede decir tanto, y tan bellamente.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Paco.
ResponderEliminarY sin necesidad de huir de las convenciones más clásicas para escribir un poema a la altura de la modernidad de la primera mitad del siglo XX.
Una joya, que debería estar en calquiera de las antologías y que muestra la miseria ponzoñosa de quienes se aferran a los nombres y delimitan a Prado, Aguirre, Champourcin (cuando la nombran)o Domenchina como los "minor poets" de la Generación del 27.
Y si moleta miseria, cambio: miopía hipocrítica...
Un abrazo.
Pere
No sé si será por mi tendencia a ir con los perdedores entre los perdedores, pero he leído más a Domenchina, Prado y Ernestina que a Lorca o Alberti. Bueno, a Luis Cernuda también le he leído mucho, aunque creo que también es un perdedor entre perdedores.
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