Recorreré los bosques, escucharé el reclamo
en celo de la alondra, me llegaré a los ríos
y escogeré las piedras que blanquean sus cauces.
Al pie de la araucaria
descansaré un momento y encontraré en su tronco
un apoyo más suave que todas las razones.
Prendida de sus ramas dejaré una corona
y el agua por mil veces repetirá su imagen.
Adornará mi pelo la flor del rododendro,
inventaré canciones distintas de las mías
y cubriré mi cuerpo de lirios y amarilis
por si el frescor imprime templanza a mi locura.
María Victoria Atencia en Los sueños (1976), incluido en En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70. Antología (Ediciones Hiperión, Madrid, 2007, ed. de Sharon Keefe Ugalde).
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ok, con templanza, pero no perdamos la locura, perderla es peor que morir
ResponderEliminarHay que guardar las formas al fin y al cabo, jajaja.
ResponderEliminarUn "beatus ille" distinto, desde la locura...refrescante, me gusta.
ResponderEliminarprodiga fenestra esta que nos cedes. Es un placer asomarse por estas ventana que se multiplica en vuelo.
ResponderEliminarsaludos cordiales
y salud, siempre
k
La ventana es ventana porque alguien se asoma a ella. Un abrazo.
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