Me persigue la luz.
-No, no es la luz.
¿Qué me persigue?...
Me persigue, la flor.
No, no es la flor
que me persigue.
Me persigue, el amor.
-No -¿No? ¿El amor
no me persigue?
Cuerpo: ¿qué me persigue?
¿la sombra, acaso,
que te sigue?...
Luce la estrella...
Cantan los niños...
Las aves vuelan...
Y... ¡Todo vive!
(La Muerte, sueña).
Emilio Prados en Jardín cerrado (Ediciones Cátedra, Madrid, 2000).
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