las primeras migajas,
crees que nadie las oye
golpear las baldosas
pero en algún lugar
las hormigas se calan
sus sombreritos cuáqueros,
salen a visitarte.
Charles Simic en Desmontando el silencio (Ayuntamiento de Lucena, Córdoba, 2003).
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Que bello poema para explicar que siempre puede existir alguien que escuche nuestro silencio.
ResponderEliminarMe quedo sin palabras ante este tipo de poesía de palabras sencillas y que tanto dicen.
Besos.
Sencillo, muy sencillo, sí.
ResponderEliminarLeído. Y hacerme ver otros puntos de vista. Para unos, algunas cosas no tienen valor, para otros, sí.
ResponderEliminarHasta el punto de ni siquiera pensar en ellas.
ResponderEliminarO quizá las hormigas, con sus sombreritos cuáqueros, son las únicas testigos de tú soledad.
ResponderEliminar¿Pero por qué las hormigas se ponen el sombreo y no simplemente salen por las migajas?
¿Que nos quiere decir el poeta?
Lo que si se escucha es el silencio al caer las primeras migajas.