cubres la mesa de nuestro amor: un lecho entre verano y otoño.
Bebemos lo criado por alguien que no era yo, ni tú, ni un tercero:
saboreamos algo vacío y último.
Nos vemos en los espejos del mar profundo y nos pasamos más de prisa las viandas:
la noche es la noche, comienza con la mañana,
me tiende junto a ti.
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Me da qué pensar la frase: La noche es la noche, comienza con la mañana. Osea que no hay día, no hay luz, lo vivido se fue apagando entre las sombras de los años acumulados, permanecen los recuerdos, los que todavía evocan esperanza.
ResponderEliminarBello, muy bello.
Besos.
Sí, la verdad, es muy bello. Hace un par de años me puse a leer las obras completas de Celan y me costó un poco, lo dejé en la página 96.
ResponderEliminarPero ahora al ver este poema me he sorprendido. Creo que entonces no estaba preparado para leer a Celan. Tendré que retomarlo.