una dócil blancura que envenena los frutos
el verdor que acrecienta
la sed de los ahogados.
Aléjate
en mis ojos
las aguas se detienen y se curva la piedra.
María José Flores en El rostro de la piedra (Dip. Prov. de Badajoz, 1993). Citado en la revista Manga ancha número 0, diciembre de 2004.
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Esa noche que envuelve otras que fueron bellas, otras que no se vivian en soledad. No podemos evitarlas e imsomnes, recorren nuestros días.
ResponderEliminarBesos.