La ternura expresiva de estos versos de pasión amorosa son los sólidos puntales de la parte más intensa, desnuda en verso del libro.
Destapas la carne mansa, la entibias en tu pecho. Colinas de cielos encendidos, prestados y bulliciosos, asomando la aurora huyen, para refugiarse en mi cuerpo.
Ahora bien, se manifiesta más justa y acorde su poesía si en el deseo metafórico de cambiarlo todo, acorta la exuberancia ante tantas falsedades y ofrece la realidad y visión como hechos, situaciones y nada más. Aquí es donde hallo la verdadera solidez –insobornable- de este cantor que crea un estremecido verso con las pequeñas cosas hasta lograr esa visión lírica que rebosa humanidad y luz propia, sólida y frágil a la vez
Es la luz que nos envuelve distraída que se asoma, a cada uno en su pozo. Tiemblan las palabras en la honda garganta que sube por el brocal.
Justo es desechar el estilo poético de ampulosa metáfora y lenguaje aparentemente más elevado y deslumbrante, pues llena y embriaga más el poeta de la metáfora contenida, el del estilo y la palabra sencilla, porque es cuando, creo, se adentra en la realidad amorosa y esa existencia que se desnuda en humedades naturales, para esculpir con artesana gubia la veracidad de propia con vehemencia contenida sin la “ambivalente génesis de lo excepcional”, y situarse sencillamente sobre un “sublime ejercicio de dignidad y belleza”.
Queda pues manifestar con este prólogo mi objetividad crítica, fruto y razón de haber contraído un compromiso consigo mismo, ante las realidades existentes en la poesía y la vida dentro del concepto social en el que sobrevivimos.
Francisco Vélez Nieto
Blog de #poesía: catálogo de #poetas y #poemas por nombre y por países. Editado por Francisco Cenamor.
martes, 3 de noviembre de 2009
Prólogo de Francisco Vélez Nieto a 'El milagro y la herida', nuevo poemario de Pedro Luis Ibáñez Lérida
La ternura expresiva de estos versos de pasión amorosa son los sólidos puntales de la parte más intensa, desnuda en verso del libro.
Destapas la carne mansa, la entibias en tu pecho. Colinas de cielos encendidos, prestados y bulliciosos, asomando la aurora huyen, para refugiarse en mi cuerpo.
Ahora bien, se manifiesta más justa y acorde su poesía si en el deseo metafórico de cambiarlo todo, acorta la exuberancia ante tantas falsedades y ofrece la realidad y visión como hechos, situaciones y nada más. Aquí es donde hallo la verdadera solidez –insobornable- de este cantor que crea un estremecido verso con las pequeñas cosas hasta lograr esa visión lírica que rebosa humanidad y luz propia, sólida y frágil a la vez
Es la luz que nos envuelve distraída que se asoma, a cada uno en su pozo. Tiemblan las palabras en la honda garganta que sube por el brocal.
Justo es desechar el estilo poético de ampulosa metáfora y lenguaje aparentemente más elevado y deslumbrante, pues llena y embriaga más el poeta de la metáfora contenida, el del estilo y la palabra sencilla, porque es cuando, creo, se adentra en la realidad amorosa y esa existencia que se desnuda en humedades naturales, para esculpir con artesana gubia la veracidad de propia con vehemencia contenida sin la “ambivalente génesis de lo excepcional”, y situarse sencillamente sobre un “sublime ejercicio de dignidad y belleza”.
Queda pues manifestar con este prólogo mi objetividad crítica, fruto y razón de haber contraído un compromiso consigo mismo, ante las realidades existentes en la poesía y la vida dentro del concepto social en el que sobrevivimos.
Francisco Vélez Nieto
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