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Nómadas de la memoria (Lozano, Ciudad Real, 2009) se sitúa en un pueblo castellanomanchego de nombre supuesto, El Caserío. El libro comienza con el asesinato que desencadenará una de las tramas centrales de la novela y que la sazonará con buenas dosis de intriga. Dos buenas personas del pueblo, junto al adolescente Jacinto, entierran al último muerto de la contienda y eso les costará la persecución e incluso la muerte.
Cuenta, además, la historia de varios hombres que, por diversos motivos y desde distintas procedencias, terminan en el monte perseguidos, enfrentándose a un poder absoluto, cruel y homicida representado por Marcial, el jefe de la Falange local. Al frente del grupo guerrillero están un dirigente comunista local y un sacerdote que mantendrán interesantes conversaciones en torno a los acontecimientos políticos de la época y a lo más trascendente del ser humano.
El autor huye de planteamientos dogmáticos y traza un semblante complejo de cada uno de los personajes que van apareciendo, tratando de no idealizar al maquis, mostrándolo con sus virtudes, sus defectos y sus contradicciones.
Las novelas o películas sobre la Guerra Civil española siempre sabemos como terminan antes de comenzarlas, pero en esta encontramos pequeñas victorias dentro del desastre total que supuso la dictadura militar para quienes defendieron con sus vidas la democracia en España.
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Francisco Cenamor
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