Juha viene a visitarme. Es el día después y estamos fuera, en el fresco y brutal aire frío de Finlandia que siempre evita que el cuerpo de desmembre. Los finlandeses no se doblegan ante nada. Los finlandeses son seres imponentes de pelo blanco y buen corazón, con buen sentido del humor para arreglárselas con el clima. Juha bebe un poco de la botella para reforzarse la sangre. Él lo necesita para mantenerse caliente y de pie. Conducimos a través de la verde infinitud del bosque finés. Buen lugar para esconderse para recoger bayas y para construir. Construimos una sauna finesa y tal vez hayamos bebido algo fuerte. Digo los nombres de los que siguen de pie. Ningún holandés podría seguir erecto. Ningún británico podría seguir en pie en el delta finés con la clase de sangre que llevan dentro. Mirad a los españoles cómo se tambalean, los deslizamientos de los daneses, los griegos de aquí para allá. Yo soy la mujer finesa y estoy erguida con placer, al lado de la sauna finesa. Aino pasa por aquí. Ella se expresa bien en forma enigmática, y con la mirada de lado. Sí, nosotras conocemos los contrastes, sabemos de lo frío y de lo ardiente. Los contrastes impulsan nuestra sangre por la arteria de la vida y nos mantienen vivos. Una vez fui a Portugal de vacaciones. Allá no había contrastes que valieran la pena. Recuerdo a Portugal como un sitio donde llovía aunque el sol alumbrara. En Finlandia el tiempo no duda nunca. Nosotros somos los sobrevivientes finlandeses. ¿Quién más tiene algo que decir sobre la supervivencia? La naturaleza finesa es de hielo y nieve y está cubierta de altos abetos fineses para hoy y para siempre. Y en algún lugar entre los árboles está la sauna finlandesa, junto a un lago. Yo entro para sentarme, quizás beber y sentir cómo la sangre se estremece de vida dentro de mi cuerpo.
Ida Börjel en Sonda (2004), incluido en Mujeres en el Norte. Trece poetas suecas (Devenir, Madrid, 2011, selec. y trad. de René Vázquez Díaz).
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las mujeres del norte parecen estar dotadas de hierro alrededor de su osamenta, ojalá también tenga en sí, la ternura necesaria para su femeneidad
ResponderEliminarsaludos
Eh, eh, que es eso de que las mujeres para ser mujeres tienen que tener ternura, jajajajajaja. Ah, ya, es que hablamos de tópicos, Jajajajaja.
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