miércoles, 9 de abril de 2025

Poema del día: "Vitela", de Lucía Sánchez Saornil (España, 1895-1970)


El abanico de hueso
tiene en la clara vitela
la infantilidad del beso
sutil de una pastorela.

El verde rincón florido
de un romántico jardín
donde con gesto atrevido
ríe traidor, Arlequín.

Una bella Colombina
da su risa cristalina
al verdor de la glorieta
y un Pierrot, blanco de yeso,
le da el regalo de un beso
dibujando una pirueta.

Lucía Sánchez Saornil en Los noveles (nº 21, 21 de agosto de 1916), incluido en Mujeres del 27. Antología poética (Editorial Planeta, Barcelona, 2022, ed. de José Luis Ferris).

Otros poemas de Lucía Sánchez Saornil

martes, 8 de abril de 2025

Poema del día: "Plaza de Stalingrado, París, Francia", de Pablo Raymond Mériguet Calle (Ecuador, 1989)


                                                «Habrete olvidado
                                                Me daré cuenta de que es el último
                                                Estaré consciente y entenderé que ésa
                                                será mi primera muerte...»
                                                             María Auxiliadora Balladares

el amor
Llegaron desplomándose sobre la entrada de tu casa
hombres y mujeres intoxicados de nieve
con el pánico desollado entre sus muelas Su presa para la eternidad
Y la gloria en sus espaldas trepada y tosiendo con nacimientos de plumas
se derrumbaron ahí con un balazo atorado en la garganta
la guerra despeja al mundo de voluntades por medio de la Voluntad
no fue la bala la que los tumbó a la manera de un pájaro enmudecido
un pájaro que sobrevolaba lisiado el lago para ver su reflejo en silencio
y decidió un día alarse y alzarse demasiado sobre este espejo
creyendo que el cielo es un horizonte alado y alzado se terminó yendo para abajo
en un solo estruendo que eventualmente dejó de sonar infinito cuando
alguien perdió su cabeza escondido en la alcantarilla del barrio.

Si el sol alado llega al suelo deja una cicatriz de abrigo sobre la nieve
a la manera de unas manos que envuelven a una mano azulándose
Los que llegaron alados dejaron su marca en el suelo
mancha de gusanos y plumas y luego la lluvia y el polvo se la llevaron
Y LA LUZ
titánicamente Moisés juntando mares por encima de las ruinas hacinadas
como si nada habría sido disparado porque alguien sí fue atravesado
(y cuando el atravesado se levanta y sigue y sigue y sigue/
no queda nada que decir)
algo se les atravesó en el camino
ellos llegaron y se fueron Pasó que
ellos
estuvieron
y
se murieron
sin inventar la mirada que los salvaría
y así sigue siendo su ayer.

Eso ve la paloma en Stalingrado En la Batalla y en esta plaza en París:
los niños hermosos corriendo como bombas//Y LA LUZ
las jóvenes derrumbadas caminando como bombas//Y LA LUZ
los viejos olvidados bostezando como bombas//Y LA LUZ
las africanas arrancadas riéndose como bombas//Y LA LUZ
los jóvenes deprimidos temblando como bombas//Y LA LUZ
los sirios viendo el horizonte rojo en silencio como bombas//Y LA LUZ
y nadie explota —dice la paloma—
nadie termina de ser bomba aquí//NI LA LUZ
les quitaron los gatillos y les dejaron los cañones
a ellos
que se desploman sobre tu historia
a ellas
que llegaron y se fueron
y su historia latiguea para levantarlos
inútilmente
como la pintura de la mujer en el Louvre
que mueve en la noche el dedo cuando sueña que
es algo más que adorno y soporte del deseo de un muerto famoso
pero despierta y se queda quieta quietísima
porque sabe que
los sueños son inútiles si nadie más los ha visto
de qué sirve un sueño si no se retorna a la noche.

Y luego la luz
ah
la luz que se arranca de sí misma y decide ser otra cosa
¡el amor puede decidir ser otra cosa! De hecho
casi nunca es amor el amor
así como nosotros casi nunca somos nosotros
el amor se hace luz a veces y otras amor
se hace una paloma viendo una plaza en París
y cuando eso sucede
la Plaza y el Oeste se retiran de a poco de la garganta
Se hacen paloma Se hacen ellos desplomados Se hacen amor otra vez
la tolvanera lo convierte en otra cosa
como la luz que cambia por el objeto que ha tocado
se hace parte del objeto la luz
y no hay más objeto sin esa luz
como el amor que es también todo lo que toca
y todo lo tocado por el amor es así
amor
incluyendo el rostro medio agujereado de un soldado
incluyendo esta plaza en París con vagabundos escondidos de los turistas
que cambia al ser vista por mis ojos que están quietos pero moviéndose
como las bombas.

Créeme lo que te digo:
esta paloma está al frente mío casi desnucada
y lo calla tan claramente
Y LA LUZ
tremenda mierda esto de entender la luz
y también la luz tremenda me lo ha dicho
y lo que no me dice también debes creerme
como decía el poema del saturnal Apollinaire en la tumba de Apollinaire
créeme cuando juro que he entendido
que
llegará el amor...
llegará el amor encima/al final de todo
demencial titánico bestial pesado animal armado animal de pólvora
animal de animales el amor
será nuevo comienzo de las plantas y los músculos
aniquilando el Todo rompiéndote la espalda en dos senderos
llegará brutalmente descansado
a dejarnos partir levantando a los que dormitan junto a las carreteras
marchando por millones a lo largo de los caminos que llevan a tu casa
desapareciendo las pieles en un incendio para que no haya frío
haciéndonos bombas y luego reventándonos en millones de colores
estampándonos contra el techo del universo

el amor va a llegar en el estruendo de un pájaro cayendo a tierra
el amor va a llegar cuando estemos dispuestos a la extinción
el amor va a llegar
como llegó a barrer Stalingrado el 2 de febrero de 1943
como llegó a detener el tiempo en la Plaza Stalingrado el 15 de junio de 2019
como llegará entre tus costillas al mirar unos ojos terribles temblando
de ternura
llegará a destruirlo todo.

Créeme
furioso:
va a ser terrible

no quedará nada.

Pablo Raymond Mériguet Calle, incluido en Liberoamérica (29 de mayo de 2021, selec. de Juan Suárez Proaño).

lunes, 7 de abril de 2025

Poema del día: "Este no es el mar", de Irma Kurti (Albania, 1966)


Este no es el mar que yo conozco,
de un azul intenso y fascinante,
que al atardecer contemplo
bajo el sol flotante.

No, este no es el mar que amo,
sereno al dormir, o jadeante
como un dinamo
de vehemente sinfonía.

Este mar devuelve los cuerpos,
sus clavados ojos en el cielo infinito,
inocentes quimeras ahogadas en los tempos,
de un paraíso ansiado y esquivo.

Irma Kurti, incluido en Revista Kametsa (1 de septiembre de 2022, Perú, versión de María del Castillo Sucerquia).

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domingo, 6 de abril de 2025

Poema del día: "Obligaciones diarias", de Ida Vitale (Uruguay, 1923)


Acuérdate del pan,
no olvides aquella cera oscura
que hay que tender en las maderas,
ni la canela guarneciente,
ni otras especias necesarias.
Corre, corrige, vela,
verifica cada rito doméstico.
Atenida a la sal, a la miel,
a la harina, al vino inútil,
pisa sin más la inclinación ociosa,
la ardiente gruta de tu cuerpo.
Pasa, por esta misma aguja enhebradora,
tarde tras tarde,
entre una tela y otra,
el agridulce sueño,
las porciones de cielo destrozado.
Y que siempre entre manos un ovillo
interminablemente se devane
como en las vueltas de otro laberinto.

Pero no pienses,
                           no procures,
                                               teje.

De poco vale hacer memoria,
buscar favor entre los mitos.
Ariadna eres sin rescate
y sin constelación que te corone.

Ida Vitale, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) (Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, 2002, selec. de Eduardo MilánAndrés Sánchez RobaynaBlanca Varela y José Ángel Valente).

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sábado, 5 de abril de 2025

Poema del día: "El grillo", de Rafael Maya (Colombia, 1897-1980)


Volvéis, estrellas del fragante estío,
a alumbrar estos viejos corredores,
donde sombras de antiguos moradores
discurren con cansado señorío.

Este es el patio de esplendor sombrío
de donde huyó la corte de las flores,
y estos los ya callados surtidores
que poblaban de arpas el vacío.

Un grillo, nuevo huésped de la hiedra,
canta las ruinas del hogar desierto
tomando posesión de cada piedra.

Y ante la luz del firmamento, escasa,
voy por los corredores como un muerto
a disputarle a ese cantor mi casa.

Rafael Maya, incluido en Faunética. Antología poética zoológica panamericana y europea  (Instituto Caro y Cuervo, Santa Fe de Bogotá, 1999, selec. de Víctor Manuel Patiño, trad. de Mauro Armiño).


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viernes, 4 de abril de 2025

Poema del día: "Jardín de flores de melocotón en sueños", de Kim Nam-Kwon (Corea del sur, 1961)


Parece que han pasado doscientos años
en el porche de un Hanok
una niña de unos diez años con el cabello trenzado está sentada
un viento azul sopla en el bosque de bambú.
Llevando el sonido del río que fluye por los campos,
los pájaros se posan en las ramas de un árbol de caqui y miran a la niña.
Sentada sola en una casa vacía sin nadie alrededor
recoge el viento
recoge el sol
la niña que eligió el sonido
muerde el patrón del cielo y sonríe ampliamente
ajá, las estrellas pueden salir incluso a plena luz del día
puedes morder una flor y convertirte en estrella
durante doscientos años
viviendo en una casa vacía con una respiración constante
por una sola flor
por la que estoy sin aliento.

Kim Nam-Kwon, incluido en En la Masmédula (20 de mayo de 2024, México, trad. del inglés Mariela Cordero).


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jueves, 3 de abril de 2025

Poema del día: "Canto del iniciado", de Patrice Kayo (Camerún, 1942-2021)


Todas las mujeres de mi padre
          maltrataban a mi madre
Pero sus hijos no sabían danzar
Soy yo quien he ocupado el escabel de mi padre
Y mi madre se ha convertido en reina
Todas las mujeres de mi padre, mis mujeres
          y sirvientas de mi madre.

La madre del que no sabe danzar
          no ha parido
Sus hijos no son sino epilépticos
          El iniciado solo con el jefe.

¡Si yo fuera río!
Correría argentado
Y en la concesión de los no-iniciados
          me volvería pantano.

Sólo soy mercader de puercos
          y gallinas
Pero si tienen cuentas y cascabeles
          les compraré.

Sólo el hijo único
Está seguro del escabel de su padre.
El cachorro de la pantera no le teme a la noche
Bailo todas las danzas
Y mi madre sólo come carne de gavilán.

Patrice Kayo, incluido en Diwan africano. Poetas de expresión francesa (Editorial Arte y literatura, La Habana, 1988, selec. y trad. de Rogelio Martínez Furé).


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