de amor, paso, en sus hierros aherrojada,
mísera, esclavitud, desesperada,
de libertad y de consuelo ajena?
¿Ves de dolor y angustia el alma llena,
de tan fieros tormentos lastimada,
y entre las vivas llamas abrasada,
juzgarse por indigna de su pena?
¿Vesme seguir sin alma un desatino
que yo misma condeno por extraño?
¿Vesme derramar sangre en el camino
siguiendo los vestigios de un engaño?
Muy admirado estás. ¿Pues, ves, Alcino?
Más merece la causa de mi daño.
Juana Inés de la Cruz, incluido en Las primeras poetisas en lengua castellana (Ediciones Siruela, Madrid, 2016, ed. de Clara Janés).
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