París imaginario queda cantando autos
Donde todavía galopan los caballos,
Un río en el sitio del corazón,
La librería fragmentaria bajo las ramas.
Cada día que boquea es el último
Día de la vida pasada. Pero el día
Que dejamos París, es el último.
Parecido a un juicio, a una muerte.
Todavía queda una paloma
Y vino a aletear junto al ómnibus.
El puente, los puentes, lo increíble.
La torre horrible es una golondrina.
Las calles discurren recovecos,
Exposiciones de escobas emplumadas.
(Es la ciudad más antigua del porvenir.)
A medianoche salen los demonios,
Al mediodía arden los reyes,
En las mañanas se cogen las alas
Y vuelven de un grito a suponer la ciudad.
Abandonar París es abandonarse.
Roberto Fernández Retamar, incluido en Nueva poesía cubana (Ediciones Península, Barcelona, 1970, ed. de José Agustín Goytisolo).
Otros poemas de Roberto Fernández Retamar
Abandonar París, Detrás de una ventana, Sonata para pasar esos días, y piano, Usted tenía razón, Tallet: somos hombres de transición
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muy bueno.. excelente
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, a seguir leyendo.
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