Hablamos de lo que es demasiado
y demasiado poco. Del Tú
y del Aunque-no-Tú, de
la turbación por claridad,
de lo judío, de
tu Dios.
De
eso.
El día de una Ascensión, la
catedral estaba al otro lado, vino
con algún oro por el agua.
De tu Dios hablamos, yo hablé
contra él, al
corazón que yo tenía
lo animé a
esperar:
su más alta
palabra, estertorante,
airada -
Tu ojo me miró, apartó la mirada,
tu boca
dio al ojo su palabra, yo escuché:
nosotros
en verdad no sabemos, sabes,
nosotros
en verdad no sabemos
lo que
cuenta.
Paul Celan en La rosa de nadie (1963), incluido en Obras completas (Editorial Trotta, Madrid, 2002, trad. de José Luis Reina Palazón).
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Excelente aporte a VK.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste. Un abrazo.
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