Que caiga enfermo, Deciano, si no es cierto que me gustaría
estar contigo todos los días y todas las noches.
Pero resulta que nos separan dos mil pasos,
y son cuatro mil, cuando regreso a casa.
A menudo no estás en la tuya y, si estás, a menudo lo niegas:
o estás ocupado en tus negocios o estás descansando.
Para verte, a pesar de todo, no me molesta andar dos millas;
para no verte, me molestan las cuatro.
Marcial en II 5, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza Editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).
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