El viento pule en ella. El fuego.
El mar también.
Sobre la palabra que gira alrededor
del sol
las cosas tambalean,
oscurecen o tornan en destello el cuerpo.
La palabra ocupa hasta la suerte;
al final vuelve cansada de otro hacer,
de una invisible proximidad.
Asimismo como uno tiembla bajo sus rutas
la palabra toca las puertas desoladas,
los restos del sueño,
la tierra hermosa de la nada tendida en su primer
vacío.
José Barroeta en Fuerza del día (1985), incluido en Arquitrave (Segunda época, nº 60, junio-septiembre de 2015, Colombia).
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