Creo que para entender el universo filosófico y poético de René Char no hay nada más instructivo que leer su Indagación de la base y de la cima, una recopilación de escritos, poéticos o no, que el mismo poeta francés fue haciendo a lo largo de los años y que dio a imprenta, por primera vez, en 1955, amplió en 1965 y cerró definitivamente en 1971.
Pequeños artículos para revistas, textos para fajas de libros, prefacios, aforismos, sentencias y hasta, si me apuras, koan zen para meditar. La edición que he leído, traducida, una vez más, por Jorge Riechmann, incluye notas bastante esclarecedoras a los textos, así como una completa cronología de la vida del autor; la publicó Ediciones Árdora en Madrid, en 1999, y parece, según la base de datos del ISBN, que no hay edición posterior en España. Lástima.
Muchos de los textos parecen escritos con la intención de provocar en el lector o lectora una reacción, una especie de llamada a vivir cerca de la belleza y apostar, en todo momento, por el ser humano. Veamos, por ejemplo, el texto que incluía la faja que rodeaba la primera edición (1953) de su poema largo Lettera amorosa: “Amantes que no sois sino de vosotros mismos, de las calles, los bosques y la poesía; pareja en lucha contra todo riesgo, en la ausencia, en el retorno, pero también en el tiempo brutal; este poema no trata más que de vosotros”.
Los temas son variados, pero destacan tres: filosofía, poesía y pintura; aunque bastantes de los textos están dedicados a muchos de sus amigos y amigas, a la amistad de los que cayeron en el combate contra los nazis, a los que le acompañaron en el movimiento surrealista, a los pintores y pintoras con quienes colaboró, como Georges Braque o Joan Miró…
Su heterodoxia poética y filosófica también se muestra, a través de los muchos personajes de los que habla en este libro y que tuvo como referentes: François Villon, Dante Alighieri, Théodore Agrippa d'Aubigné, Francesco Petrarca, William Shakespeare, Louise Labé, Maurice Scève, Pierre de Ronsard, Teresa de Ávila, Arthur Rimbaud… O Isaías, Salomón, Heráclito de Éfeso, Aristóteles, Maestro Eckhart, Friedrich Nietzsche… Y estos son tan sólo unos pocos de los citados, a los que habría que añadir otro buen puñado de pintores. Por cierto, tal vez puedan sorprender sus muchos referentes de tradición católica siendo Char un ateo militante.
Pero, ante todo, y hable de lo que hable, sus textos son de una gran belleza, están cargados de imágenes poéticas luminosas, hasta el punto de que para algunos este libro es uno más de sus poemarios.
Francisco Cenamor
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Interesante reseña del libro la que haces. Parece que no debo dejar de leerlo.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Besos
Lo difícil es conseguirlo. Hiperión tiene editados algunos libros de Char, y Riechmann tiene un volumen con cuatro de sus mejores libros en Círculo de lectores.
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