martes, 12 de abril de 2011

Lecturas: 'El amor y la poesía', de Paul Éluard (Francia, 1895-1952)

La verdad es que cuando veo relacionadas las palabras amor y poesía me echo a temblar: es tan difícil encontrar poesía amorosa de calidad. En general, se considera que el amor (la mayor parte de las veces no es más que enamoramiento, que no amor) es un sentimiento suficientemente 'bonito', así que parece que la poesía no hace falta que tenga demasiada construcción y trabajo.
   Seguro que hay poemas de amor que me han gustado, recuerdo especialmente la dureza verbal de Marina Tsvetaieva. También recuerdo a Pablo Neruda o Mario Benedetti, pero los poemas de estos últimos me parecen ahora, a años vista, una colección de piropos bonitos, lo que los hombres creemos que les gusta escuchar a las mujeres, a las que consideramos más románticas, y así poder seducirlas. Hay tantos hombres escribiendo así actualmente…, conozco algunos.
   Veo que tenía ganas de meterme con la poesía amorosa. Pero no es de eso de lo que quería hablar. Acabo de leer El amor y la poesía, del poeta francés Paul Éluard (Visor Libros, Madrid, 1997, versión de Manuel Álvarez Ortega). Lo primero que quería comentar es la traducción del título que hizo el traductor. El original se titula L’Amour la poésie (1929), título poético, acorde a la forma de escribir de Éluard, que deja en suspenso lo que nos vamos a encontrar. ¿Cómo se le ocurrió traducirlo por El amor y la poesía? Lo ignoro, pero aunque resulte muy parecido, la diferencia no es baladí: es mucho más descriptivo y narrativo y menos poético, casi podría ser el título de un ensayo, algo que, a mi entender, contradice al poeta.
   El libro, dividido a su vez en cuatro apartados, comienza con la manifestación del amor del poeta, pero no es un amor idealizado y parece tomar bastante en cuenta a la amada más que a los sentimientos del autor. Los textos, las relaciones de palabras, la creación de atmósferas es de bastante calidad, algo que, he de reconocer, me sorprendió, debido a mis prejuicios hacia este tipo de poesía.
   El amor del poeta comienza por concentrarse en el tú de la amada para irse convirtiendo, casi sin que nos demos cuenta, en un amor incondicional al otro, sobre todo al otro que sufre. Después ese amor se desplaza hacia la naturaleza, que aparece de manera un tanto tenebrosa al principio para mostrarnos, posteriormente, una visión más luminosa de la misma.
   Al final, volvemos a la particular historia de amor de Paul Éluard. Partiendo, tal vez, de la anécdota, nos vamos adentrando, gracias al uso del lenguaje y a la belleza de los textos (tan importantes en poesía), en un amor universalizado. La verdad, he disfrutado mucho con la lectura de algunos de los poemas, que ya os iré mostrando en la sección ‘Poema del día’.
   Y para finalizar, una anécdota en torno a este libro, una especie de broma de la vida al empeño de los poetas en usar la poesía para contar los 'bonitos' sentimientos amorosos: está dedicado a Gala, su primera esposa, quien conoció a Salvador Dalí y se fugó con él.


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4 comentarios:

  1. Gracias de nuevo por tu intriducción al autor, suscribo tus líneas acerca de la desconfianza que te provoca lla poesía amorosa. Y sobre todo el que, pese a ello, rescates a este maravilloso poeta. Creo que es de un poema del libro que nos recomiendas unos versos que dicen "Si te vas la puerta se abre hacia el día./ Si te vas la puerta se abre hacia mí mismo". Me encanta y al leerlo creo en la frase de Octavio Paz que dice que el surrealismo es más un modo de sentir que un movimiento artístico. Un abrazo, Francisco.

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  2. Vaya, que memoria, efectivamente, son versos de este libro. Un abrazo.

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  3. Bueno no siempre acierto, como has podido comprobar (ahora estoy con el Monogramático de Octavio Paz y tenía apuntado en ese libro los versos que te decía y la cita de Octavio Paz). Me encanta tu espacio, confío en que puedas seguir sacando tiempo para llevarlo aunque, francamente, no sé cómo lo haces. Saludos.

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  4. Bueno, llevo años dedicándole mucho tiempo, ahora le dedico un poco menos y ha ido transformando su sentido poco a poco. Además, me hago vago con los años, jajajajaja.

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