He separado lo invisible
de la arena del aire
para no quedarme ciega.
Y cierro los ojos
y se amasan con mis párpados
el barro y la miel;
y en mi boca
fermentan los olores
con pétalos y sangre.
He separado la voz
de la saliva y los labios;
y sólo queda
remolino de polvo.
Y todo por volverme
cara de viento,
por no dejar de hacer
un surco,
un surco en el ciclo.
Ana Merino en Preparativos para un viaje (1994), incluido en Pasar la página (Ediciones Olcades, Cuenca, 2000).
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Cara de viento, En el garaje
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Sensible... Cuanta ternura y autoconmiseración, por una decisión fatal, por actos irreversibles, porque muchas veces actuamos movidos por nuestros impulsos y emociones y ella lo sabe reflejar con maestria...
ResponderEliminarGracias Francisco por compartirlo y llenar de poesía nuestro día...
Un abrabeso
Desde luego, como lectora de poesía no tienes precio, jajajaja. Te zambulles en los poemas.
ResponderEliminarOtro abrabeso para ti.
Hay un dejo de rebeldía. Ninguna quiere terminar sus días, sin dejar un surco que recuerde su paso por la vida!
ResponderEliminarYo siento algo así al leerlo también.
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