Es una llanura despoblada de madres;
nieva, y los pantanos se hinchan aún más ciegos.
El silencio se hiela en los nudos de los árboles
por las oscuras sendas de claros cementerios.
No se espere aquí oír ni una canción de cuna,
ni un cántico de paz de invernales veladas.
Los perros van, mojados, ladrándole a la luna
y las parduzcas ratas irrumpen en las casas
En las casas hay panes redondos y morenos,
como único alimento de los días amargos.
Y todo lo que un alma puede aquí echar de menos
aborta en dulces nombres de los muertos amados.
Maurice Gilliams, incluido en Antología de la poesía neerlandesa moderna (Ediciones Saturno, Barcelona, 1971, selecc. y trad. de Francisco Carrasquer).
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