Abajo las infinitas piedras del desierto, montañas de piedras, laderas, infinitas piedras sobre el desierto como un mar. Arriba el cielo, el cielo azul que cae. Las piedras gritan al estrellarse con el aire, con el cielo que cae.
El desierto grita. Hay un muro de cal con nombres. Hay un muro blanco y pequeñas botellas con flores de plástico que gritan al doblarse bajo el viento.
Un poco más lejos hay un barco. Nadie diría que puede haber un barco en el medio del desierto. Es un barco grande, herrumbroso, recostado encima de las piedras. Nadie lo diría, pero está allí. El mismo cielo que cae sobre las piedras cae sobre él. Todas las piedras gritan.
Gritan, el desierto de Chile grita. Nadie diría que esto puede ser, pero gritan.
Raúl Zurita en INRI (Visor Libros, Madrid, 2004).
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Cuando la naturaleza nos llega desde adentro hasta el desierto grita.
ResponderEliminarEs curioso como los poemas de Zurita tienen diferentes lecturas cuando se leen juntos y separados.
ResponderEliminarMe puse a leer más
ResponderEliminarpara conocer con sus ojos, para recorrer con nostalgia la republica de mi madre, para con los ojos cerrados viajar por el desierto...
Por la naturaleza de tu patria!!!
Gracias Francisco
besos
Zurita es, tal vez, uno de los poetas más interesantes actualmente en lengua castellana. Por cierto, chileno residiendo en México.
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