Tus palabras no son
las que esperabas.
No abren las heridas
más profundas,
ni los gozos más íntimos,
tal vez definitivos.
Estás mudo, expectante,
y sabes, sin embargo,
que nada hay que esperar.
La posible amenaza,
la noticia feliz,
la misma paz posible
o imposible,
siempre están por llegar.
Hay acaso palabras
que pueden abrir puertas
y cerrarlas,
pero no las conoces.
Escribes porque sí.
El ruido de la pluma
en el papel,
el rumor que va entrando
por la abierta ventana
y el silencio,
sobre todo el silencio,
te dictan lo que escribes.
Aunque no es escribir
lo que te importa.
José Corredor-Matheos en Un pez que va por el jardín (Tusquets Editores, Barcelona, 2007).
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El escritor y la hoja en blanco...y la eterna insatisfacción..que bien expresada auí.
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