Yo te quiero libre. Acaso pobre.
A veces,
vas a brotarme de organdí vestida (sin querer
me florece el lenguaje de otros seres).
Con amor te desnudo.
Quedas como mi carne.
Como mi corazón y sus latidos.
A menudo,
igual que los pequeños
ante una tienda de juguetería,
pego la cara
a las brillantes lunas
donde se venden las palabras bellas.
Las admiro.
A otros les sientan bien. Si se las colocara...
Las aparto al momento,
porque a mí no me sientan.
Y de nuevo voy cogiendo brazadas de palabras
entre la hierba fresca
y bajo el cielo.
María Elvira Lacaci en Al este de la ciudad (1963), incluido en Poesía española 1939-1975. Antología (Ediciones Tarraco, Tarragona, 1977, selecc. de Ricardo Velilla).
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Yo procuro vestir bien, a veces con rotos ortograficos en mi escritura, a veces sucio, otras altivo, otras tarugo, otras pedante, otras chulo, y muchas incomprendido, por ser florido o certero, no se suele querer a los que se niegan a vestir las 1000 palabras rancias del uniforme general.
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