Al paso del mocito buscamondas
por las piedras mojadas y brillantes
sus zuecos son palillos que redoblan
a ritmo vivo el parche de las calles.
¡Mondaduras!
Soy el buscamondas.
Denme algo pa comer mis animales,
todo lo que han dejado o que les sobra,
Señoras y Señores de esta calle:
mendrugos de pan seco, peladuras
con que mis bestias no se mueran de hambre.
¡Mondaduras!
Yo soy el buscamondas...
Pregona aprisa, a gritos, y su voz
aguda y blanca de mozuelo
rebota entre paredes, contra aleros,
mezclándose al redoble de sus zuecos.
¡Mondaduras!
Aquí está el buscamondas.
Denme para mis bestias algún pienso,
que están en el establo calentitas
—donde yo por la noche también duermo—,
denme lo que ninguno haya querido
y con lo que me gane las judías.
¡Mondaduras!
Redoblan a compás ligero y vivo
por las calles en lluvia sus dos zuecos.
Pero nadie se fija al darle un desperdicio
en cómo se le alegran los ojillos
y le ríe la cara a este mozuelo.
Jef Last, incluido en Antología de la poesía neerlandesa moderna (Ediciones Saturno, Barcelona, 1971, selecc. y trad. de Francisco Carrasquer).
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
Al final los mismos temas se tratan por poetas de todos los países, prueba de que hay una sensibilidad común de toda la humanidad.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, el ser humano tiene pocas variaciones para los mismos asuntos.
Eliminar