Nuestro cuerpo es una sala de espera
donde la muerte se entretiene
leyendo una revista.
Sentada, hojea nuestra alma
(grabados con leyendas neblinosas
y excesivas erratas en el texto).
Extrae luego un lápiz y descifra
las palabras cruzadas. Dobla ahora
ya las últimas páginas. Bosteza.
Cruza las piernas. Fuma un cigarrillo.
Hasta que suena un timbre y se levanta.
Antonio Requeni, incluido en Antología poética (Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 1996).
Otros poemas de Antonio Requeni
Palabras para el ángel de Cecilia, Piedra libre, Sala de espera, Toledo
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No sé por qué me reuerda la sala de urgencias de un hospital donde te separa sólo un paso de la sala mortuoria. Muy visual.
ResponderEliminarBesos
Requeni es un mostro.
ResponderEliminarEspero que en el rvistero de mi sala ha esté "el hola", preferirìa una buena antología poetica, o en su defecto el "Muy interesante"...por lo menos...me tengo que ir que suena el timbre...
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