Para Mohammed Zeid de Gaza, 15 años
No hay balas perdidas, señores.
No hay balas como un gato asustado
escondiéndose debajo de un arbusto,
no hay balas como cachorros sarnosos
huyendo por las calles de medianoche.
La bala no pudo haber sido una nuez
cayendo sobre un toldo de lámina,
lentamente, no pudo haber sido una mota
de polen en el aire de octubre,
nunca una humilde piedrecilla en la calle.
Así que no lo hagan ver dulce, por favor.
Vivimos entre pensamientos perdidos,
con tareas a mitad del camino abandonadas.
Están henchidos nuestros cambiantes corazones
por devociones perdidas, nos sentimos en casa
entre los pedazos y retazos
de todas las rutas errantes de las palabras.
Pero esta bala no tenía inocencia alguna, no
le deseaba el bien a nadie, no pueden cambiarlo
con sus eufemismos, esta bala nuca fue amiga
de la vida, no debería garantizársele inmunidad
con palabras suaves –fuego amigo, bala perdida,
¿por qué le hemos dado el peso incorrecto a aquello que hacemos?
Mohammed, Mohammed, él merece la verdad.
Esta bala no tenía amables deseos secretos,
no se encontraba cantando para sí con los ojos cerrados bajo el puente
como la mujer exiliada en su precioso y gastado sombrero.
Naomi Shihab Nye, incluido en Círculo de poesía (México, 7 de mayo de 2023, trad. de Gustavo Osorio de Ita).
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