Es de noche como si se corriera
un trapo rojo ante la vida
la carne está sujeta amargamente
a la desesperante vigilia
la sangre tartamudea ante el miedo.
¡Alabada sea la seguridad de los gusanos
en las frías migajas del suelo
y loada sea la oculta savia,
las estériles huevas de los peces!
Las manos se funden lentamente
al contacto ardiente de las armas
el cuerpo se funde lastimoso,
la cara alerta para las heridas,
el perfume y el beso del dolor final.
¡Envidia a la paz, de las mujeres
que paren y aman como juguetes
en las manos del hombre!
La boca pronuncia pequeñas blasfemias
se revuelven las entrañas como nido de ratas
y quisiera el pie extenderse
despacio como la hierba.
¡Oh Cristo y María!
Pero las sombras se te abren como una navaja
y te marca el latido de tu cerebro
aislándote
y tu aliento,
tu aliento es el detonante, la bala
y el cielo final.
Frontera española, 1937
Laurie Lee, incluido en Poesía anglo-norteamericana de la Guerra civil española (Junta de Castilla y León, Salamanca, 1986, ed. de Román Álvarez Rodríguez y Ramón López Ortega, trad. de Antonio Rubiales Roldan).
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