requiere ojos que ven, como el sonido
y el silencio requieren el oído,
y el espejo, la forma que lo puebla.
Ni el espacio ni el tiempo. Ni siquiera
una divinidad que premedita
el silencio anterior a la primera
noche del tiempo, que será infinita.
El gran río de Heráclito el Oscuro
su irrevocable curso no ha emprendido,
que del pasado fluye hacia el futuro,
que del olvido fluye hacia el olvido.
Algo que ya padece. Algo que implora.
Después la historia universal. Ahora.
Jorge Luis Borges, incluido en Explorando el mundo. Poesía de la ciencia (Gadir Editorial, Madrid, 2006, edic. de Miguel García-Posada).
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Bello poema cosmogonía,para reflexionar,en el tiempo en el espacio, de Heraclito al presente.
ResponderEliminarSi, sin duda Borges era un genio en el manejo del tiempo y el espacio en su obra. Y a lo que se ve un enamorado de Heráclito El Oscuro.
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