Apretó las manos bajo el velo oscuro:
—«¿Por qué estás pálida hoy?»
—Porque con mi áspera tristeza
Le embriagué.
¿Cómo olvidar? Salió tambaleante,
Y torcida la boca...
Corrí por la escalera sin tocar la baranda,
Y lo alcancé en la puerta.
Asfixiándome grité: «Un chiste
fue todo. Si tú te vas, me muero».
Me sonrió tranquilo y horrible.
Y dijo: «No te detengas donde hay viento».
Anna Ajmátova en Mi hermana vida (1917), incluido en Antología poetas soviéticos (Editorial AHR, Barcelona, 1968).
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