Una mujer con el pelo de rojo
teñido se acerca muy despacio hasta el sofá.
Allí hay un hombre que contempla
el monitor como si de un dios en paro
se tratase. Le acaricia el pelo,
le besa en el cuello y dice
por compromiso que aún le quiere,
que le esperará en la alcoba
hasta que termine el trabajo de esta noche;
se ha ido y en el salón
queda un aire que recuerda
a la tristeza de los pisos de estudiantes.
Aquel hombre, claro, deja los folios,
el ordenador encendido,
manda a su jefe de nuevo
al infierno y se va desabrochando
poco a poco la camisa
y el cariño que aún le quede.
Le hace el amor con costumbre. Rápido.
Se apagan las luces blandas de sus cuerpos.
Y ya por fin, en la ducha deduce
que eso era la vida -un polvo rápido-,
y al dormirse juntos descubren que aquella otra luz
que no saben dónde demonios se ha metido
era el amor.
Juan Carlos Reche Cala, incluido en Feroces (DVD Ediciones, Barcelona, 1998, ed. de Isla Correyero).
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