La bomba
es una flor de pánico asustando a los floricultores.
La bomba
es un producto quintaesenciado de un laboratorio fracasado.
La bomba
es una miseria confederando millones de miserias.
La bomba
es estúpida y fiero triste y llena de rocamboles.
La bomba
es grotesca de tan temible y pica en la pierna.
La bomba
duerme los domingos hasta que los murciélagos revolotean.
La bomba
no tiene precio ni tiene lunar ni tiene domicilio.
La bomba
promete ser mejor mañana y lo olvida.
La bomba
no está en el fondo del baúl, está sobre todo donde no está.
La bomba
miente y sonríe sin dientes.
La bomba
va a todas las conferencias y se sienta en todos los lados.
La bomba
es redonda como la mesa redonda, y cuadrada.
La bomba
a veces echa en falta otras para cruzarse.
La bomba
hurtó y corrompió elementos de la naturaleza y podía aún más hurtar y corromper.
La bomba
se multiplica en acciones al portador y en portadores sin acción.
La bomba
llora en las noches de lluvia, se enmaraña en las chimeneas.
La bomba
se va de «week-end» en Semana Santa.
La bomba
goza bien gozado el carnaval.
La bomba
tiene 50 megatones de algidez por 85 de ignominia.
La bomba
industrializó las termitas convirtiéndolas en misiles interplanetarios.
La bomba
sufre de hernia estrangulada, de amnesia, de mononucleosis, de verborrea.
La bomba
no es seria, es conspicuamente tediosa.
La bomba
envenena a los niños antes de que comiencen a nacer.
La bomba
continúa envenenándolos a lo largo de la vida.
La bomba
respeta los poderes espirituales, los temporales y a los tais.
La bomba
salta de un lado a otro gritando: soy la bomba.
La bomba
es una mota en el ojo de la vida, y no sale.
La bomba
es una inflamación en el vientre de la primavera.
La bomba
tiene a su servicio música estereofónica y mil criados de oro, cobalto y hierro, además de
los comparsas.
La bomba
tiene supermercado circo biblioteca escuadrilla de misiles, etc...
La bomba
no admite que nadie la despierte sin motivo grave.
La bomba
quiere mantener despiertos a nerviosos y sanos a atletas y paralíticos.
La bomba
mata sólo de pensar que está para matar.
La bomba
dobla todas las lenguas a su turbia sintaxis.
La bomba
saborea la muerte con «marshmallow».
La bomba
eructa impostura y prosopopeya política.
La bomba
cría leopardos en el jardín, eventualmente en el «living».
La bomba
está podrida.
La bomba
sería feliz con remordimientos para justificarse, y eso le está vedado.
La bomba
pidió al Diablo que le bautizase y a Dios que le ratificara el bautismo.
La bomba
se declara balanza de la justicia arca de amor arcángel de fraternidad.
La bomba
tiene un club cerradísimo.
La bomba
examina con ojo neocrítico el Premio Nobel.
La bomba
es rusoamericanoinglesa pero agrandada con efluvios de París.
La bomba
ofrece en bandeja de uranio puro, a título de bonificación, átomos de paz.
La bomba
no tendría trabajo con las artes visuales, concretas o tachistas.
La bomba
dibuja señales de tránsito ultraelectrónicas para proteger a los viejos y a los niños.
La bomba
no admite que nadie se permita el lujo de morir de cáncer.
La bomba
es cáncer.
La bomba
va a la luna, silba y vuelve.
La bomba
reduce neutros a neutrones, y se da aire con el abanico de reacciones en cadena.
La bomba
está abusando de la gloria de ser bomba.
La bomba
no sabe cuándo, dónde y por qué va a explotar, pero pre-pala-dea el instante inefable.
La bomba
apesta.
La bomba
está vigilada por centinelas asustados en torreones de cartón.
La bomba
por ser una bestia confusa le da tiempo al hombre para que se salve.
La bomba
no destruirá la vida.
El hombre
(tengo esa esperanza) liquidará a la bomba.
Carlos Drummond de Andrade en Lección de cosas (1962), incluido en Itabira. Antología (Visor Libros, Madrid, 1990, ed. y trad. de Pablo del Barco).
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muy buen poema y excelente final
ResponderEliminarLos juegos y relaciones de palabras son acertados, desde luego.
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