El marciano me encontró en la calle
y tuvo miedo de mi imposibilidad humana.
¿Cómo puede existir, pensó para sí, un ser
que en el existir pone tanta negación de la existencia?
Se alejó el marciano, lo perseguí.
Necesitaba de él como de un testigo.
Pero, rehusando el coloquio, se desintegró
en el aire constelado de problemas.
Y quedé solo en mí, de mí ausente.
Carlos Drummond de Andrade en Lección de cosas (1962), incluido en Itabira. Antología (Visor Libros, Madrid, 1990, ed. y trad. de Pablo del Barco).
Otros poemas de Carlos Drummond de Andrade
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
OK lo pensaré un ratito. Lo volveré a leer luego
ResponderEliminar¿Pensar? Es poesía, jajajajajaja.
ResponderEliminar